miércoles, 28 de abril de 2010


Por un momento se ahogaba. Cada uno de sus dedos quería contar una de las mil sensaciones que recorrían su piel pero no podía. No pasaba su tren, no llegaba la gota que colmase el vaso. Ni si quiera su mejor amigo el folio tenía suficiente fuerza como para soportar todas sus confidencias, todas las lágrimas qe guardaba desde tiempo atrás. Jamás había suficiente angustia, jamás tenía suficiente como para hablar.
Miraba en su interior y no encontraba nada. Solamente veía resquicios, pequeños pedacitos de cicatrices que sabía que no llegarían a cerrarse, encontró la soga que ataba su cuello y de vez en cuando la mantenía en pié.
No tenía de que quejarse. Tenía una buena vida. La rodeaba gente, tenía un chico que la quería. Tansolo le faltaba el aire, y no sabía si era por escasez de espacio o porque estaba completamente vacía. Ya no sentía nada. Cada paso que daba era igual que el anterior, se torciese o no el camino. Se convirtió en un corazón de cristal. Tan frágil y a la vez tan duro...
Pero nadie se dió cuenta, pues su sonrisa jamás se marchitó. Tansolo cuando nadie la oía, le susurraba al viento que quería escaparse. Les contaba a pequeños pedazos de papel cuánto ansiaba encontrar a alguien que pudiese encontrar su ahogado llanto tras la alegría de sus cantares, a alguien que le enseñase a afinar las notas de su guitarra, pues nadie puede tocar con cuerdas rotas...

miércoles, 21 de abril de 2010

Huye del tiempo, de su trama. Para el cronómetro. No seas presa. Contrólalo. Cotrólate. Escapa.

Un record del no viscut.


Jo vull ser ta reina aquesta nit,
en silenci, suaument , sense por.
Guardarà nostra història aquest llit,
sempre més, el record de l'amor.

jueves, 15 de abril de 2010

Se te olvidó ser un hombre.
Olvidaste recordarle cada mañana cuán de bonita que era, mientras a otras mirabas y tus ojos por ellas desvivían. Olvidaste decirle cada minuto que la tuviste en tus brazos la manera loca de la que la amabas. Olvidaste fijarte en su pelo, aquél día que estuvo dos horas arreglándoselo para gustarte. Olvidaste también tratarla como una princesa, pues con el paso del tiempo ésta se convirtió en sirvienta. Tampoco recordaste preguntarle si era feliz, cuando, mientrastanto, su sonrisa marchitaba con el paso de los dias. Lanzaste mil palabras al vuelo cuando marchó, y ella no recordó coger alguna de ellas. Todas las heridas que abriste en su roto corazón, empezaron a hacer grietas también en el tuyo. Pero a ella eso jamás la hizo feliz.
Lo único que pedía, era ver que la querías...

martes, 13 de abril de 2010





Aquella noche también le gritó al teléfono móvil como muchas otras, que por favor respondiese a su mensaje. No pedía un manuscrito embotellado, ni mucho menos. Tansolo una señal. Pasó la noche en vela observando aquella pequeña pantalla. Nada, ni una luz. Tansolo el titubeo de una pequeña luz amarilla que permitía ver que el teléfono seguía encendido. En realidad le hubiese gustado que se apagase. Que se apagase el teléfono y con él todas las luces del universo. Sin darse cuenta había vuelto a caer al mismo pozo sin fondo. ¿ Miedo ? No, ya no era miedo, conocía aquél hoyo como si fuese su propio hogar, y también sus paredes. Pero ella no quería estar allí, esta vez sabía que si volvía a resbalar, tocaría fondo y las llagas de sus manos arderían más que nunca. Arderían de tal manera que no la dejarían volver a escalar.
Volvió a mirar el maldito aparato que la atormentaba. Nada. Seguía sin dar señales. Le vinieron a cabeza todo lo que escuchó, todas las palabras, todos los silencios. Todo. Y de repente se dió cuenta de que aquél todo se convirtió en nada. Que la misma fuerza que la hundió la cogió en brazos y la hizo volar de nuevo.
Así funciona el mundo, caer, levantar, temer.
Amar, día a día, segundo a segundo, instante a instante.
Jugar a quererse sin miedo a perder.